Todo el mundo tiene sus problemas: a unos el pan les está duro y a otros los diamantes les están pequeños.
Tres cosas deben adornar a un hombre: la dignidad, el carácter y la acción, no la chulería de mal gusto, la fanfarronería inflada y la lengua larga.
Un diamante caído en la suciedad sigue siendo un diamante, el polvo elevado a los cielos sigue siendo polvo.
Si tienes el valor de decir adiós al pecado, la Vida te recompensará con otro ¡hola!
Toda casualidad tiene su razón de ser, es decir, no es casual, y cada caso tiene su propósito.
El poder no está en la venganza, sino en el perdón. No en el orgullo, sino en la humildad.
Nunca esperes a que el otro cambie. El cambio debe empezar siempre por ti mismo. Cámbiate a ti mismo y todo lo que te rodea cambiará.
El silencio es la mejor manera de responder a preguntas sin sentido.
No tengo todo lo que amo, pero amo todo lo que tengo.
Buenos días, mi querido amigo.