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La ordenanza del sacerdocio

Los Santos Apóstoles, los discípulos más cercanos del Salvador, elegidos por Él mismo, recibieron del Señor la gracia de realizar los sacramentos: el bautismo, la confesión (permiso de los pecados), la Eucaristía y otros. Los apóstoles, según la instrucción de Dios (porque Él nombró a algunos como apóstoles, a otros como profetas, a algunos como evangelistas y a otros como pastores y maestros (Efesios 4:11), mediante la imposición de manos (imposición de manos) comenzó a poner a la gente en grados sagrados: obispo, presbítero (sacerdote) y diácono El apóstol Pablo escribe al obispo Tito, a quien él nombró para la Iglesia de la isla de Creta: Con este propósito, te dejé en Creta, para que pudieras completar los asuntos pendientes y poner ancianos en todas las ciudades, como te ordené (Tito 1, 5). De esto se sigue que los obispos, como sucesores de los apóstoles, recibieron de ellos el poder no solo para administrar los sacramentos, sino también consagrar a los grados sagrados. En la Iglesia ortodoxa, la sucesión de las consagraciones y ordenaciones episcopales procede continuamente de los mismos apóstoles.

Los diáconos, asistentes de sacerdotes y obispos, son el tercer grado del sacerdocio y también son ordenados por obispos. En la Iglesia preeminente, en tiempos apostólicos, los primeros siete diáconos fueron elegidos, fueron colocados ante los Apóstoles y éstos, habiendo orado, les impusieron las manos (Hch 6, 6).

El sacramento del sacerdocio da gracia para la realización de los sacramentos, las ordenanzas y los servicios de la Iglesia. También tiene otro nombre: ordenación, que traducido del griego significa ordenación. Tanto en los días de los apóstoles como ahora, se consagran al grado sagrado cuando el obispo impone las manos del secuaz y lee oraciones especiales sobre él.

Hay tres grados sagrados: obispo, presbítero, diácono. El obispo es el clérigo principal y tiene la autoridad para ordenar sacerdotes y diáconos y realizar todos los demás sacramentos.

Un anciano, un sacerdote puede realizar todos los sacramentos, excepto la ordenación. El diácono sirve, ayuda con todos los sacramentos, sacramentos y servicios, pero solo junto con el obispo o el sacerdote.

El sacramento de la ordenación tiene lugar en la Divina Liturgia, que es celebrada por el servicio episcopal. Un obispo, de acuerdo con las reglas apostólicas, es ordenado por al menos otros dos obispos. Por lo general, la ordenación al episcopado se realiza solemnemente, por todo el consejo del episcopado. Un obispo ordena los grados de presbítero y diácono. Los diáconos se ordenan en la liturgia después de la consagración de los santos dones. Esto muestra que el diácono mismo no tiene derecho a realizar los sacramentos.

El sacerdote es ordenado después de la Gran Entrada a la Liturgia, para que luego pueda participar en la consagración de los Santos Dones. Los obispos se ordenan al comienzo de la liturgia, después de entrar con el Evangelio, y esto demuestra que el mismo obispo puede ordenar diferentes grados de sacerdocio.

Los sacerdotes no son solo ejecutantes de los Santos Sacramentos y servicios de la iglesia. Son pastores, instructores del pueblo de Dios, tienen la gracia y la autoridad para enseñar y predicar la palabra de Dios.

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